Juer....Casi dos horas en cruzarme Madrid, la verdad es que el paseo ha sido bonito, ha sido como un cuento, o mejor aún, como una película...escuchando música mientras recorría Madrid, literalmente de punta a punta. Así se ven las cosas de otra manera, es quizás la parte que desconocemos de una ciudad, cuando por algún motivo en especial, nos dedicamos a caminar sin rumbo, donde mas bien lo que importa (y ya lo he hecho mio) es el camino y no el destino.
La música se ha sincronizado bastante bien con el volar de esas semillas que parecen algodón, que sinceramente no se de que árbol son, pero son bien bonitas. Es divertido cogerlas con las manos y hacerlas una pelotilla mientras ves como justo la semilla, que es de color mas claro y duro, se queda como en el centro.
Curioso día, volviendo a sonreír mientras caminaba por la ciudad....me recuerda a una vez que estuve en Istanbul, fue un sentimiento parecido, lo extraño, lo ajeno totalmente pero que siempre ha estado ahí.
También he tenido otra reflexión, mas bien algo que me horroriza desde que vivo en esta casa, el alzar la mirada y ver solo cemento de color rojo, que contrasta con el cielo azul (azuuulll ???) de hoy. Es algo que aun estoy musitando y que algún día sacare como una conclusión lógica a la cual daré forma y pondré en practica en forma de principio.
Tiempo de volver al mundanal ruido del mundo.
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